Eric Adams, el alcalde de Nueva York, se enfrenta a la creciente crisis de inmigración que afecta a la ciudad santuario. En lugar de frenar el flujo de inmigrantes, se le ha conocido por comprarles billetes de autobús y alentarlos a cruzar la frontera hacia Canadá, una estrategia que originalmente parecía una solución temporal. Sin embargo, cuando la situación empeoró y los servicios esenciales tuvieron que ser recortados a los ciudadanos de Nueva York, Adams se vio obligado a revisar su enfoque. En un giro político inesperado, el alcalde ha tenido que aliarse con la derecha para defender principios básicos de política lógica y sensatez, lo que pone de manifiesto la complejidad de gobernar en una ciudad atrapada entre la política de la izquierda y los desafíos prácticos del día a día.

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